Me temo que me he convertido en una vampira (¿o quizá vampiresa?).
Duermo todo el día, con las persianas bajadas, las cortinas cerradas.
Cuando empieza a anochecer, mis ojos se abren poco a poco, me desperezo mientras mis gatos vienen a saludarme, estiro mis músculos adormecidos como una gata. Y salgo a la calle, muerta de hambre. Buscando sangre fresca con que saciar mi apetito. Pocas veces la encuentro. Últimamente me he vuelto muy exigente con la sangre que me apetece probar.
3 comentarios:
Me gusta vampira. Vampiresa me suena a vulgar señorita hollywoodense...
jajaja,me parto... es que sangres y sangres, leches y leches, jaja...
bog
jajaja,me parto... es que hay sangres y sangres, leches y leches, jaja...
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