
Dolor por sentir.
Dolor por querer ser una más.
Dolor por sentirse extraña.
Dolor por sentirse dolorida.
Dolor por tener que vivir en esta tierra.
Dolor por no amar a quien se lo merece.
Dolor por no conseguir nunca lo que se desea.
Dolor por no vivir en el País de las Maravillas.
Dolor al fin y al cabo por no ser lo que se esperaba de mí.
¿Y qué se esperaba de mí?
6 comentarios:
Me duele tando dolor... Yo creo saber lo que se esperaba de mí, lo que incluso yo esperaba de mí, sin embargo nada ha sido como lo esperado seguramente y ese esperar no ha sido más que una estúpida pérdida de tiempo.
Un abrazo grande.
Nunca quieras ser una más. Dejarías de ser tú. El dolor a veces nos impulsa a querer camuflarnos en el paisaje, es comprensible...
He sentido la punzada del dolor sólo con hacer mias tus palabras. Ha sido fáciL,sinceramente,porque estan escritas desde lo más profundo de la caverna.
Sentir siempre es un privilegio. Tener el alma dormida no es más que una negación a la vida.
A mis manos dormidas les cuesta sentir la humedad de mis lágrimas.
gloria, la vida es dolor, placer a veces, pero sobre todo dolor, o al menos eso me enseñaron.
yvi, no quiero ser una más. Quisiera querer ser una más. Pero me es imposible.
visbruji, tu sensibilidad es tan honda...a mi me gustaría ser menos sensible. Tus manos quizá estén dormidas, pero tu alma y todo tu ser te aseguro que no lo están. A ver si hablamos y compartimos penas...
Cuando duele respirar
Cuando duele vivir
Cuando duele el dolor ajeno
Cuando se oscurece el camino
Cuando no hay explicación
Cuando no se entiende nada
Cuando gritas y no hay respuestas
Cuando lloras sin parar
Cuando la tristeza te rodea
Cuando todo se desvanece
Cuando la fe es el consuelo a este dolor
Cuando solo queda el recuerdo
Cuando tus pilares se desmoronan
Cuando la parte racional de tu ser enloquece
Cuando la vida te lleva hacia delante y te empuja a continuar el camino, zombi en la noche y fantasma en el día
Y cuando más que nunca necesitas dar forma al “por qué”; un “por qué” que no llega…
Brillante, David... me has dejado sin palabras.
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