Las tormentas del otro día causaron estragos en mi calle. Ramas caídas, arena arrastrada desde el parque, y farolas estropeadas.
Me asomo por la ventana y lo veo todo oscuro, casi tan oscuro como mi futuro inmediato. Al menos tengo la esperanza de que los de mantenimiento arreglarán tarde o temprano las farolas de mi calle. Pero las mías, ¿quién las arreglará?
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