
Por fin se fue el calor agobiante. Y llegó el frío, la lluvia, las hojas que se caen.
Como los árboles, tiro lo viejo para que pueda renacer lo nuevo. Y miro hacia delante, hacia un camino desconocido, inquietante, misterioso, con una mezcla de miedo y nervios y una ilusión incontenible. Sin saber muy bien qué me espera, sin saber muy bien a qué atenerme.
Sin volver la vista atrás.