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miércoles, 10 de septiembre de 2008

Laberinto

La entrada es sencilla, una ancha abertura en medio del seto de boj. Luego llega la primera decisión, a la izquierda o a la derecha. Giro a la izquierda y avanzo sobre césped sin cortar y rodeada de setos más altos que yo. Una pared me obliga a retroceder y girar a la derecha. Sigo avanzando despacio, intentando grabar en mi mente el recorrido que estoy siguiendo. Encuentro una nueva bifurcación y avanzo hacia un lado. Entro en un pasillo largo y curvado. Sé que cada vez estoy más cerca del centro, de mi objetivo. Otro seto enorme y mal cortado me obliga a torcer a la izquierda, y luego vuelvo a girar, y ya estoy desorientada del todo. Pero no puedo volver hacia atrás, sobre mis pasos, porque olvidé por dónde vine. No tengo ni idea de dónde está la entrada, así que sólo me queda seguir hacia delante. Cada vez más nerviosa y más deprisa. Girando sin pensar, siguiendo una intuición que creo que me está fallando. Agotada, me siento en el suelo. No puedo más. ¿Por qué no me avisaron de que el laberinto era tan complicado antes de entrar? Quizá nunca habría entrado. Quizá hubiese escogido el paseo recto rodeado de chopos. Pero ya no hay vuelta atrás. Estoy perdida. Y tendré que seguir adelante, por muy cansada que me encuentre, hasta llegar al centro o morir por agotamiento.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

hay una chica que se llama ariadna que creo que tiene unos hilos muy útiles para estos casos

noema dijo...

no te pongas como meta llegar hasta el final y diviertete en el camino ;)

Alicia dijo...

AyL: le pediré un ovillo prestado a Ariadna.
slv: uy, ahora me divierten pocas cosas, la verdad, pero gracias por el consejo :-)

Anónimo dijo...

Las personas curvas (Jesús Lizano)

Mi madre decía: a mí me gustan las personas rectas

A mí me gustan las personas curvas,
las ideas curvas,
los caminos curvos,
porque el mundo es curvo
y la tierra es curva
y el movimiento es curvo;
y me gustan las curvas
y los pechos curvos
y los culos curvos,
los sentimientos curvos;
la ebriedad: es curva;
las palabras curvas:
el amor es curvo;
¡el vientre es curvo!;
lo diverso es curvo.
A mí me gustan los mundos curvos;
el mar es curvo,
la risa es curva,
la alegría es curva,
el dolor es curvo;
las uvas: curvas;
las naranjas: curvas;
los labios: curvos;
y los sueños; curvos;
los paraísos, curvos
(no hay otros paraísos);
a mí me gusta la anarquía curva.
El día es curvo
y la noche es curva;
¡la aventura es curva!
Y no me gustan las personas rectas,
el mundo recto,
las ideas rectas;
a mí me gustan las manos curvas,
los poemas curvos,
las horas curvas:
¡contemplar es curvo!;
(en las que puedes contemplar las curvas
y conocer la tierra);
los instrumentos curvos,
no los cuchillos, no las leyes:
no me gustan las leyes porque son rectas,
no me gustan las cosas rectas;
los suspiros: curvos;
los besos: curvos;
las caricias: curvas.
Y la paciencia es curva.
El pan es curvo
y la metralla recta.
No me gustan las cosas rectas
ni la línea recta:
se pierden
todas las líneas rectas;
no me gusta la muerte porque es recta,
es la cosa más recta, lo escondido
detrás de las cosas rectas;
ni los maestros rectos
ni las maestras rectas:
a mí me gustan los maestros curvos,
las maestras curvas.
No los dioses rectos:
¡libérennos los dioses curvos de los dioses rectos!
El baño es curvo,
la verdad es curva,
yo no resisto las verdades rectas.
Vivir es curvo,
la poesía es curva,
el corazón es curvo.
A mí me gustan las personas curvas
y huyo, es la peste, de las personas rectas.

Jesús Lizano

Alicia dijo...

Pues ¡que viva la curva! ;-)
(gracias bog)