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viernes, 22 de agosto de 2008

Nunca tanto como hoy sentí la necesidad de ser gato, de no tener que madrugar, ni trabajar, ni sudar, no tener que pagar facturas ni multas. No tener que vestirme, ni comprar, ni barrer, ni fregar, no tener que visitar a los parientes, ni llamarles por teléfono. No tener que dar explicaciones, ni rendir cuentas a nadie, ni producir, ni ganarme el pan de cada día con el sudor de la frente. No tener que pagar impuestos, ni pasar exámenes. No tener que menstruar ni parir ni demostrar nada.

Pero nací ser humano en vez de gato.
Nací mujer, en vez de gata.
Quizá en mi próxima reencarnación lo consiga.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo. Creo que todos nos merecemos, de cuando en cuando, unas vacaciones de ser humanos... Estaría genial, por una temporada, vagar por los tejados, rondar a las gatitas, cazar, dormiiiir... y mirar el mundo con esos ojos que no juzgan nada, porque han superado los pobres distingos humanos entre bueno y malo... ufff... miaaaau!

Mafalda dijo...

Te entiendo perfecto alicia... yo tmb hay dias que mas que gato o no gato ..quisiera siemplemetne esfumarme... creo que hoy fue uno de esos.. pero como dices tu pues que le hace uno.. nacio humano... pero que chinga me cae!

Alicia dijo...

Los gatos parecen estar a menudo por encima del bien y del mal. Libres de nuestros humanos sufrimientos. Como si fueran seres de otro planeta, sabios y perfectos, observando nuestras míseras vidas humanas...