De niña siempre tenía la sensación (desagradable sensación) de que todo el mundo sabía algo que yo ignoraba. Incluso los demás niños. Hacían deducciones que yo me veía incapaz de entender. Tramaban oscuras tretas para beneficiarse, y salían airosos de situaciones que a mí me parecían incomprensibles e injustas. ¿Dónde habían aprendido todo aquello? ¿quién se lo había enseñado?
Han pasado los años, muuuuchos años, y sigo con la misma desagradable sensación. Me siento perdida de nuevo en mi país de las maravillas que no tiene mucho de maravilloso. Intentando entender lo incomprensible. Intentando encontrar la lógica a las situaciones que me rodean. Intentando entender a las personas que voy conociendo. Y una y otra vez, fracaso estrepitosamente.
Mi ignorancia e ingenuidad me acompañarán hasta los restos, me temo.
3 comentarios:
Ha debido de ser el azar o...los gatos pero encontrar tu blog con esa entrada me ha sorprendido gratamente. Es como si hubieses escrito lo que a mí me ha pasado tantas veces.Me gusta tu casa. Amenazo con volver. Un beso gatuno.
Maitetxu
Me alegro mucho, Maitetxu, sé bienvenida...
Maitetxu amenaza con volver y yo con quedarme de manera permanente... el caso es que no te verás sóla.
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