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miércoles, 1 de octubre de 2008

Sólo quiero dormir

Abro ligeramente los ojos y veo que aún entra luz a través de las cortinas. Calculo que deben ser las seis de la tarde, muy pronto aún. Vuelvo a cerrarlos. Los noto tan pesados de sueño. Intento mover alguna parte de mi cuerpo, pero no me responden los músculos. Mi respiración es pausada, todo mi cuerpo está relajado bajo las sábanas y la fina manta de cuadros. La temperatura es ideal. Tuso y Merry están hechos un ovillo junto a mí, rozando mi nariz con su pelo. Cada vez me estoy convirtiendo en más felina y dormilona. Es la situación ideal. Mi mente está vacía.
Pasan unos minutos en que sigo disfrutando del estado de relajación post-sueño. Hasta que una extraña voz (que no sé de dónde viene) aparece en mi mente. "Pero si ya has estado toda la mañana en la cama, tienes la casa hecha un desastre, los platos sin fregar, las pelusas acumulándose en los rincones, tienes que hacer esas llamadas que ya sabes, tienes que ir a la tienda, tienes que ordenar los papeles, llamar a tu madre...".
Se acabó la paz. Intento recuperar la pesadez de los ojos y del cuerpo, pero mi respiración ya ha empezado a alterarse, y una desagradable sensación me empieza a invadir. Yo sólo quiero dormir, pero esa voz en mi cabeza no se calla. Mis gatos siguen durmiendo tan tranquilos, intento imitarlos, al menos media hora más, pero es imposible. Empiezo a mover una pierna, una mano, un brazo. Intento que mis gatos se despierten para animarme a espabilarme yo también. Se estiran medio dormidos, aparto las sábanas, me pongo las zapatillas (me acosté vestida) y me arrastro hasta el sofá. La voz de mi cabeza ha desaparecido.
Empiezo bien octubre.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre se quiere lo que no se puede, o sí no sé... ser gato o no ser gato... miauuuuuu

Alicia dijo...

Así es, siempre deseamos lo que no tenemos, lo que no somos. La eterna insatisfacción del ser humano.

Maurus dijo...

Aprender a estar satisfecho con lo que tenemos es, en buena medida, una gran logro en busca de la felicidad. Pero es inherente a la naturaleza humana esa ambición que otrora impulsara la evolución. Saber medirla es acercarse a ese anhelado equilibrio que todos intentamos sin conseguirlo.

Dormir es fisiológicamente necesario, pero... ¿cuántas horas pasamos durmiendo? A veces lo pienso: un tercio de nuestra vida durmiendo y otro tanto trabajando; si a eso le sumamos dos horas de trasporte público al trabajo, las tareas domésticas, esos recados, esas importantes llamadas...y todas esas cosas que nos susurra la voz que escucha Alice...¿Cuánto tiempo real tenemos para nosotros?

Cuanto tiempo tenemos para querer y para que nos quieran, o para tomar conciencia de nuestra existencia y reflexionar sobre lo que hacemos en nuestra vida....o, simplemente, para estar solos, tranquilos, leyendo un libro, dando un paseo, disfrutando de las cosas sencillas de la vida donde muchas veces podemos encontrar ciertas dosis de felicidad.

¿Es tan importante dormir más allá de la pura necesidad física que nos obliga a hacerlo?

-Maurus

visbruji dijo...

Siempre tendremos algun sueño imposible por cumplir, alguna pregunta sin resolver, algún amigo que nos dio la espalda o la insatisfacción de no poder tocar una estrella. Aprender a disfrutar de lo que tenemos es el reto que nos marca la vida.

Anónimo dijo...

No transijas contigo..., eres felina, no eres un gato.
Abre las ventanas, dúchate, sal a pasear, peléate con un vecino, ve al cine, al museo, a hacer el pino en una esquina..., pero nunca transijas a las quimeras de la mente.

Bonito relato, cuídate.

Un beso Alice