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lunes, 27 de octubre de 2008

Diez céntimos

Voy al DIA a por leche, pan y pienso para mis gatos, a última hora de la tarde, justo antes de que cierren.
Y por enésima vez, me encuentro al vagabundo del barrio, abriendo la puerta a todo aquel que entra o sale, diciendo siempre: "buenas noches señora/señorita".
Yo siempre respondía 'gracias' con un gesto avinagrado.
Pero hoy... no sé qué he pensando al ver a ese pobre hombre, con voz de haber bebido, o de necesitar beber, o de necesitar meterse algo en vena, con ropa vieja y sucia y rota.
El caso es que le he dado una moneda de diez céntimos en su mano sucia y con un esparadrapo tapando una herida producida por a saber qué suceso...
Hoy, no sé por qué, me he sentido muy cerca de este ser humano. Diez céntimos no es mucho. No es nada. Pero quizá le he alegrado un poco. Quizá he aliviado un poco mi conciencia.

1 comentario:

Maurus dijo...

Algo a analizar...últimamente te encuentras más cerca de seres humanos que antes también estabam ahí y pasaban más desapercibidos: el señor de la puerta del DIA, la mujer del cajero...

Probablemnte antes esa serie de cosas estaban interiorizadas de algún modo, formaban parte de nuestro paisaje y, lamentablemente, eran obviadas.

Signiufica esto que algún sensor especial se ha disparado y ahora se captan matices nuevos, nuevas dimensiones de la realidad.

Lo que ha provocado o está provocando esto es algo que nsería bonito analizar...y estaría bien que todos nos lo aplicáramos.

Un abrazo,

-Maurus