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martes, 29 de septiembre de 2009
Tus manos
Tus manos por mi espalda.
Tus manos por mi nuca.
Tus manos en mi pelo.
Tus manos en mi cuello.
Tus manos por mis pechos.
Tus manos en mi vientre.
Siempre tus manos...
lunes, 28 de septiembre de 2009
Otra cifra curiosa: 1313
jueves, 24 de septiembre de 2009
miércoles, 23 de septiembre de 2009
El dolor
Empieza como un cosquilleo, una sensación indefinida que se va convirtiendo en desazón, un escozor que va aumentando. De repente, surge el dolor en todo su esplendor, puro, ardiente, como un cuchillo afilado clavándose hasta el fondo y ahogándome por dentro.
Los detonantes pueden ser varios, imprevisibles e inesperados: una anécdota que cuenta alguien, una frase oída en el telediario, dos palabras de una canción, un gesto, el sonido de una voz.
Y pueden ocurrir varias cosas. O me contengo para que sólo se humedezcan los ojos, o me abandono al dolor y me pongo a llorar a gritos bajo la ducha, o me tomo cualquier sustancia legal que me anestesie lo suficiente.
Y cuando siento que ya no puedo aguantar más el dolor, intento pensar en algo muy desagradable, como un plato roto, o un conejo atropellado en medio de una carretera comarcal, o una estilográfica sin tinta, o una bomba termonuclear estallando en China. Y parece que el dolor se alivia.
Si el dolor no se alivia, viene lo peor. Durante las siguientes horas, piense lo que piense, haga lo que haga, y aunque lo que desencadenó el ataque doloroso ya no exista, el dolor sigue ahí escondido, latente, agazapado, listo para saltarme al cuello en cualquier momento, cuando esté más desprevenida, y entonces sé que será irremediable.
sábado, 19 de septiembre de 2009
Temblor
Frío
martes, 15 de septiembre de 2009
Sea como sea
Gato enfermo
Un gato enfermo se esconde. En lo hondo de un armario, dentro de un cajón, bajo la cama. Si alguien se acerca, bufa. No quiere ver a nadie. No quiere que nadie le vea. Y al mismo tiempo está deseando una caricia, una golosina, una medicina, por amarga que sea.
Un gato enfermo es lo más triste del mundo.
sábado, 12 de septiembre de 2009
Células ¿eternas?
Un día, una célula del centro de mi pecho, en el interior de un ganglio linfático, decidió comenzar a multiplicarse como loca. Se puso a crecer y crecer, en un ansia por vivir eternamente, en un intento por llenar el espacio vacío que encontró entre el corazón y el esternón. Y lo llenó. Demasiado. Y entonces enfermé. Mis propias células me mataban por dentro.
Ha pasado el tiempo. Las células con ansias de eternidad murieron. Yo sigo viva. Y algo dentro de mí sigue buscando llenar el hueco entre mi corazón y mi esternón.
Por fin llueve
jueves, 10 de septiembre de 2009
09/09/09
Ya sabéis que me encantan las cifras redondas. Y también me gustan las fechas redondas. Y hoy lo es.
En China el 9 es un número que trae buena suerte, así que hoy se han celebrado miles de bodas. En Indonesia también, por lo que se han realizado muchos partos prematuros.
En Malasia y Tailandia han hecho celebraciones especiales con motivo de esta mágica fecha.
Como contraste, hay quien lo considera un día de mal augurio, ya que el "999" es un "666" invertido, la cifra del diablo.
A mí sólo me parece una fecha redonda, y no me ha pasado nada ni especialmente bueno ni especialmente malo. Por ahora...
PD: me temo que publiqué el post pasada la medianoche. Qué fallo...
martes, 8 de septiembre de 2009
Cala de Binibeca
Hay días
Hay días en que las calles se tuercen, el sol te quema más, el suelo se hunde bajo tus pies, la gente es más borde, los miembros pesan, los órganos internos duelen, los muebles se derrumban sobre tí y el cielo parece a punto de aplastarte.
Sólo queda encerrarse en casa bajo siete llaves y esperar a que el temporal pase.
lunes, 7 de septiembre de 2009
Que...
Que mi mente divaga.
Que mi piel arde.
Que mis labios duelen.
Que mis entrañas queman.
Que mis ojos escuecen.
Que mis dedos tiemblan.
Y nunca lo sabrá,
ni falta que hace.
domingo, 6 de septiembre de 2009
Amiga menorquina
No sé cómo me las apaño, pero suelo hacer más amistades gatunas que humanas. Al menos eso es lo que me ha ocurrido en mi viaje menorquín. Una gata semi-callejera (vivía entre acebuches, pero se dejaba alimentar por los inquilinos temporales de los apartamentos donde habité esta semana en Menorca), me adoptó. Y se dejó querer.
La primera noche, incluso nos indicó el camino hasta nuestro apartamento (¿magia felina, casualidad?, quién sabe). Andábamos perdidas, y ella apareció justo en el momento adecuado, en el sendero que nos conducía hasta nuestro apartamento. Y por supuesto yo la seguí.
Los días siguientes, volvió a acudir a nuestra puerta (a veces por su propia iniciativa, a veces cuando yo la bisbiseaba), subía las escaleras, y ronroneaba en la terraza, frotándose con todo lo frotable, hasta que le daba algo de comer (pan, atún en conserva, no era muy exigente). Un día incluso entró hasta la cocina.
Esto me ha hecho reafirmarme en algo que ya sabía. A lo largo de mi vida, la especie felina me ha dado más alegrías y satisfacciones que la especie humana. Con mucha diferencia. Por algo será...
Gracias, Quina.
Luna llena en Menorca
Fiel a mi costumbre, aunque con un par de días de retraso, os traigo la luna llena de Septiembre. Aunque esta vez la foto no es de mucha calidad, ya que la tomé yo misma desde la terraza de un apartamento en Menorca, y el pulso me temblaba un poquito, así que es una luna difusa, borrosa, pero más real y cercana que nunca. Una luna indecisa, pero que sigue brillando con fuerza, haciéndose un hueco entre las nubes que quieren ocultarla. Se parece bastante a mí estos días...
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