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viernes, 25 de abril de 2008

A traición. Así llegaste. Así te has ido. Sin avisar. Visto y no visto. Efímero e intenso como una estrella fugaz. Sólo me queda recordarte. Evocarte alivia mi sufrimiento. O lo acentúa, no estoy segura. Escribirte mensajes en la botella que nunca llegarán a puerto. Sentir tu último beso. Notar tu última caricia. Oir tu última palabra. Mil veces repetida. Dándome la espalda por última vez. Imaginarte atareado y lejano, quizá feliz, ignorante de mi pena. Sereno y pausado, como siempre. Yo disfrutando en mi dolor, dramática, romántica, exagerada sin remedio. Escribiendo para no hundirme. Para no reventar por dentro. Ya ningún otro beso me enciende. Ninguna caricia me alivia. Sólo son sombras inútiles, sucedáneos patéticos. Buena faena me has hecho. Tendré que aprender a olvidarte. O a convivir con tu recuerdo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hace tiempo que te leo. Hace tiempo que te conozco y te desconozco. Hace dias que te busco y no te encuentro. Hace dias que me asomo por aqui buscando a esa pequeña Amélie que tanto me ha marcado y sólo encuentro la sombra de su dolor... Deja de torturarte. No diré que no merezca la pena o, como dijo aquel mago gris, no te diré que no llores, pues no todas las lágrimas son amargas. Al menos deseo que las tuyas no lo sean...
Te echo de menos.
-N.
PD: Sigues debiéndome una cena. O al menos un momento y lugar donde pueda prepararla...