El ascensor se para en mi planta con un clac. La puerta se abre con un suave zumbido. Un haz de luz cruza el suelo. No hay nadie. De repente, pienso en mi padre. Recuerdo que debería felicitarle, hoy es su cumpleaños. Pero esté donde esté, no puedo llamarle por teléfono.
El ascensor se cierra en silencio y sube. Vacío.
2 comentarios:
No necesitas teléfono. Y si lo piensas mejor, sabes dónde está. Un beso muy fuerte...
Tengo la buena o mala suerte de no creer en la vida después de la muerte... creo en los genes y en el recuerdo de aquellos que nos quieren... Tu padre vive en tí, Alice, tú le mantienes vivo para nosotros.
Un supersaludo
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