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sábado, 5 de julio de 2008

Es de madrugada, la calle del mercado está desierta, con bolsas y papeles por las aceras, con jóvenes de botellón en los bancos. Camino agotada sobre mis plantas, mis ojos resecos, los árboles dormidos, los camareros recogiendo las terrazas. La ciudad se prepara para dormir. Yo quiero mantenerme despierta. La noche es muy corta y el día demasiado largo.

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