
Me asombra cómo algo así puede unir a todo un país. Cómo se igualan ideologías, sexos, niveles culturales, ascendencias, todo. Ha sido una catarsis total.
Pero lo mejor de todo han sido las imágenes del vestuario, con los jugadores en paños menores, abrazándose y besándose y saltando y bebiendo y riendo y pasándoselo genial, con apenas una toalla en la cintura...
Viva la celebración y viva el momento...
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