Sin avisar. Llega de repente. Salta sobre mí, me agarra, me aprieta el cuello hasta que me falta el aire. Me suelta un camión de malas noticias sobre la cabeza. La agacho. Me rindo. Inútil luchar. La mala racha llegó, fiel a su cita. Sólo queda esperar que pase el chaparrón (siempre acaba escampando).
3 comentarios:
tengo un paraguas tan grande como una sombrilla y cogemos las dos
El azar siempre nos sorprende con días malos y peores. Me gustó mucho el texto, esa imagen del día que nos machaca como un maltratador cualquiera.
Utilízala siempre, como ahora, como simiente literaria que además es desdemonio y exorcismo.
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