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viernes, 28 de noviembre de 2008

Hay que estar preparados















No suelo poner escritos que no sean míos, pero este poema se lo merece. Me lo acaba de mandar una amiga y maestra (en muchos sentidos), Berna Wang:


Hay que estar preparados, dices, para lo que va a suceder.

¿Cómo?

Podemos mirar el pronóstico del tiempo
(tal vez incluso el horóscopo),
dedicar los días a preparar paraguas e impermeables,
hacer que reparen las tejas rotas,
pavimentar los caminos de tierra
que tendremos que recorrer.

Podemos imaginar con todas nuestras fuerzas
cómo será cuando llueva (y dejar, mientras tanto,
de disfrutar del sol
que resplandece ahora mismo en la plazuela)
para hacernos una idea (¡una idea!) de cómo será y qué haremos

Pero cuando la lluvia llegue
habrá igualmente
agua, salpicaduras, barro,
y el sol estará cubierto por las nubes;
será así, no una idea, y tal vez ni siquiera se parezca a lo que habíamos imaginado.

¿Qué haremos entonces?

¿Encerrarnos en casa e imaginar cómo será cuando deje de llover
para así dejar de sentir la humedad en el aire?
¿Mirar el pronóstico del tiempo,
el horóscopo, para saber cuándo va a salir el sol de nuevo?
¿Imaginar cómo es un día de sol resplandeciente y qué haremos entonces?


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