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viernes, 25 de junio de 2010


Si imagino tu mirada verde y marrón como los árboles, mi corazón empieza a protestar.

Si sigo imaginando tus labios que rozan los míos mi corazón escuece.

Si continúo con tus manos imaginarias abrazándome, el corazón se me sube a la garganta, listo para salir por los ojos.

Si aguanto hasta casi llegar al límite, y después aguanto un poco más, el corazón baja a su hueco entre las costillas, un poco más viejo y endurecido.





4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es así como sucede. Solo hay que ser capaz de aguantar ese instante último para lograr que el corazón aprenda la lección y vuelva a su sitio. Pero es tan doloroso.

Ysabel dijo...

me has emocionado, Ali, tú si que tienes corazón, decir tanto en tan poco

erato dijo...

Tienes un corazón de lujo, Alice.Abrazo

Alicia dijo...

Vuestro corazón también es enorme, gracias por estar ahí. Un fuerte abrazo.