Se cuenta que una noche de verano, luego de cuidar sus rebaños, el pastor Endimión se refugió en una gruta en el monte Latmos para descansar. La noche era clara, y en el cielo Selene paseaba en su carruaje. La luz de la luna entró en la cueva, y así Selene pudo ver al joven dormido. Desde el momento en que la diosa lo miró se enamoró de él.
Descendió entonces del cielo, y Endimión fue despertado por el roce de los labios de Selene sobre los suyos. Ante él vio a la diosa brillante, y entre los dos nació una gran pasión.
Selene subió después al Olimpo, y rogó a Zeus que le concediera a su amado la realización de un deseo, y el Señor del Olimpo aceptó. Endimión, luego de meditarlo, pidió el don de la eterna juventud, y poder dormir en un sueño perpetuo, del que sólo despertaría para recibir a Selene. Zeus le concedió su petición.
Desde entonces, en las noches de luna llena, Selene visita a su amante dormido en la caverna del monte. El resto de las noches, Selene se conforma con verle y acariciarle desde lo alto...
3 comentarios:
Pero que bonitooooo.
Un supersaludo
Sabía yo que algo pasaba las noches de luna llena... Oye, y Selene... ¿está muy enamorada?
Hasta la médula de sus lunáticos huesos :-)
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