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domingo, 25 de mayo de 2008

Por fin reventó el cielo, en goterones y truenos, por fin reventó mi garganta, en lágrimas dulces, liberadoras, reveladoras. Necesito un paraguas enorme que me refugie de mí misma. Necesito la barca de tus brazos que me salve de la inundación y me lleve a buen puerto.

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