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jueves, 27 de diciembre de 2007
Vecinos
Hace mucho tiempo que no oigo a mis vecinos. A menudo les escuchaba, a las 12 de la noche, a la 1 de la madrugada (a veces a las 8 de la mañana), moviendo la cama con todo su ímpetu. Su cuarto daba al cabecero de mi cama, y escuchaba las envestidas con total claridad, como golpes contra el tabique común. Junto con los jadeos de él y los gemidos de ella.
Un día, escuché que estaban haciendo obra; golpes, taladros, vibraciones varias. Desde entonces, se acabaron los jadeos. ¿Era un joven matrimonio (o pareja a secas) que encontró un piso mejor en el que practicar el amor? ¿Los nuevos inquilinos no usan la cama o simplemente aún no hay nuevos inquilinos? Quizá vendieron el piso y se mudaron a un barrio mejor. Quizá se divorciaron o separaron o eligieron a otra pareja... Mi rabia envidiosa al escucharlos a altas horas de la madrugada se ha trastocado en añoranza por oir sus ajetreos amorosos.
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