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jueves, 18 de octubre de 2007

Descanso


Toda la tarde caminando atareada de un lado a otro, de la oficina al metro, del metro al banco, del banco a la tienda de muebles de cocina, de la tienda de muebles de cocina al centro comercial, en el centro comercial me pateo cada tienda, cada pasillo, cada escalera mecánica, acabo cargada de bolsas con ropa, con comida, los pies sufriendo dentro de los zapatos, que aunque cómodos no son lo suficiente para tantas horas llevándolos puestos en mis sufridas extremidades inferiores, y cuando ya he trabajado las 8 horas y media que tenía que trabajar, y ya he recorrido el banco y la tienda de muebles de cocina, y ya me he pateado el centro comercial de arriba abajo horas y horas, mis pies están lanzando un grito silencioso, pidiendo misericordia y un merecido descanso, así que en lugar de volver caminando a mi casa, decido coger el autobús, y tengo que esperar un buen rato de pie en la parada, hasta que por fin llega el 128 y me subo y me lleva calle arriba, yo de pie junto a la puerta de salida, con las bolsas a mis pies, hasta llegar a mi parada, y me bajo del autobús, y camino por la acera, y espero en el semáforo, lo cruzo, recorro el resto de la acera hasta llegar a mi portal, saco la llave, la abro, subo los 5 escalones de la entrada, abro mi puerta, dejo las bolsas de comida en la cocina y dejo las bolsas de ropa en el dormitorio, y me quito los zapatos que me estaban matando los pies y me quedo descalza, y ay, mis pies respiran aliviados por primera vez en todo el día, y me pongo las zapatillas de estar por casa, y me quito la ropa de calle y me pongo un pijama verde y caqui con el rostro de la pantera rosa sobre el pecho, y por primera vez en todo el día me siento más descansada y relajada y tranquila, y me quito las lentillas que me estaban matando los ojos, y es un doble gozo, descanso de los pies y descanso de los ojos...
Y pienso: hogar, dulce hogar, con mis gatos a mi alrededor, ronroneando y llamando mi atención, una cervecita en la mano, recostada en el sofá y viendo jugar un partido de tenis con un fuera de serie. No necesito nada más para ser feliz.

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