Ayer a media mañana tuvimos obras en la oficina. Dos obreros enmonados se pusieron a taladrar y martillear como unos posesos en una columna que se hallaba en medio de la sala hasta hacer un boquete. Era imposible trabajar. Los decibelios superaban con creces el nivel máximo admitido que se indicaba en el curso de prevención de riesgos laborales que nos habían obligado a hacer a toda la plantilla unos meses antes. Mientras los ruidos nos taladraban los tímpanos y yo me moría de furia y me quejaba a mis compañeros más cercanos, nadie protestó (ni siquiera yo). Sólo me atreví a clavarle una mirada asesina a uno de los obreros con el que me crucé.
¿Fue por miedo, por pasotismo o por simple y llano borreguismo? ¿Por qué nadie dijo nada, ni a los obreros ni a algún responsable, cuando era evidente que nadie podía trabajar con semejante follón? Otra duda existencial sin respuesta.
3 comentarios:
algunos lo son, otros tratamos de no serlo, aunque de vez en cuando, picamos. No es cuestión de ser borregos, creo yo, es que debía haber estado algún jefe a la altura de las circunstancias y haberos dejado un par de horas sin trabajar, hasta que se fuesen los obreros o se pasasen los ruidos. Pero hay mucho "cargo" sin facultades para ello.
Aqui estas cosas no pasan, pero se quejan por defecto por cosas de las que no nos quejariamos nosotros ni locos... un termino medio estaria bien.
Un supersaludo
Ysabel, eso es lo que digo yo, que ningún responsable hizo nada, pero claro, los jefes estaban en otra planta...
SW, el término medio es difícil de hallar, pero aquí no se queja nadie por miedo o por pasotismo, y eso habría que cambiarlo.
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