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lunes, 8 de febrero de 2010

Fogatas

 

Mi padre amontona las últimas matas secas de tomates y judías. Recoge los restos de la poda de los almendros y las parras y hace un buen montón. Con un mechero, quema unos papeles en la base y añade unas ramitas y hojas secas. Pronto brota una llama que va trepando por las ramas y las matas. El fuego se apodera de la pila de despojos y surge una fogata mágica ante mis ojos. Chisporrotea y emana un dulce aroma. Cojo un palo y urgo entre las chispas. Mi mirada está hipnotizada por las llamas. Veo formas e imagino historias entre el fuego y el humo. Mi padre me dice que tenga cuidado para no quemarme.

Hace cinco años que mi padre ya no hace fogatas. Y las echo tanto de menos...





4 comentarios:

Anónimo dijo...

El fuego, como el mar, tiene un poder de atracción magico que nos enreda y nos mantiene. Estupendo post

Ysabel dijo...

¡que relato tan bonito Alice! el pasado que le tienes tan presente. Yo también echo de menos a mi padre, con él, además, se fue toda nuestra estructura familiar.
Besos

Trinity dijo...

Es increíble como actos cotidianos de la vida de nuestros seres queridos se agolpan en nuestra mente cuando ya no están, haciendo más vivo aún su recuerdo a través de estos detalles.

Maurus dijo...

El fuego tiene un gran poder en nuestro subsconciente, ya que desde primitivos nos refugiábamos con él de le frio, de los animales, y contábamos historias en torno a él.

Es dificil para el ser humano el asumir la no-existencia...si te pones a pensar en ella te vuelves loco. Un animal, no tiene esa conciencia de si mismo y no conoce eso y, por tanto, no le tortura.

La materia que formaba a tu padre no ha muerto, sólo se ha transformado y sigue vagando por el mundo.

Pero eso tan sólo es la manteria; su esencia, su espíritu, lo que un día fué, vive tambiénn... se alberga dentro de tí y renace cada vez que piensas en él y en los recuerdos que te dejó; cada vez que, como ahora, lo evocas contemplando las llamas de esa hoguera.

Un abrazo,

-Maurus