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martes, 10 de febrero de 2009
Pozo
Avanzo veloz por la acera de mi calle.
Los coches pasan despacio a mi lado, buscando aparcamiento.
Suenan las sirenas y las bocinas.
Me quito los guantes y saco las llaves frías.
Abro mi portal como quien se mete en un pozo negro.
Fuera la luz, dentro la oscuridad.
Un olor a humedad y moho me recibe alegremente.
Mis ojos tardan en acostumbrarse a la penumbra.
Mi voz retumba en la estrecha cavidad.
Mis manos recorren las paredes para guiarme, rozando el verdín viscoso y húmedo y suave.
Mi objetivo, llegar a la cama, blanda, fría, cubierta de musgo. Tan acogedora.
Tus tentáculos me están esperando ansiosamente.
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2 comentarios:
Qué sugerente. Buena descripción. Un beso verdoso de musgo.
Otro para tí, erato :-)
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