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domingo, 23 de septiembre de 2007

Ventanas



Me asomo a la ventana de mi piso madrileño y la abro un palmo. Contemplo mi picanto verde aparcado junto a la acera, tan solitario y con apariencia aburrida y me entran una súbitas ansias de coger las llaves y el reproductor de CD, subirme al coche, poner la música a todo volumen y conducir...
Salir de mi calle, salir de mi barrio, salir de mi ciudad (¿mía?), salir de mi provincia, quizá hasta de mi país.
Por muchos kilómetros que recorra y por mucha velocidad que alcance, sé que nunca podré salir de mí misma.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo que a todos nos apetece hacer alguna vez, pero nunca nos atrevemos. Siempre hay algo, otras cosas más urgentes que disfrazan la falta de atrevimiento y decisión.