Ahora que se están celebrando los Juegos Paraolímpicos, ahora que estoy escuchando por la radio la vida de algunos famosos con grandes discapacidades (ponen como ejemplo al protagonista de "Mi pie izquierdo", basado en una historia real), ahora me enfrento a un terrible dilema.
Después de múltiples operaciones, después de que hace dos meses le atropellara un coche, un traumatólogo veterinario me da dos opciones para realizar con mi gato Merry:
1) Ponerle un injerto de piel en la pata, algo costoso (tanto físicamente como monetariamente, del rango de mil euros) y que ocasionará muchos sufrimientos tanto al gato como a mí, que requerirá múltiples cuidados y sin la seguridad de que agarre el injerto y haya que hacerle uno nuevo y que al final este tampoco funcione.
2) Amputar la pata. Directamente. De forma rápida, sólo hay que curar el muñon que quede, el gato se ahorra sufrimientos y es más barato.
¿Qué demonios debo elegir? Yo quiero a mi Merry con pata, mi Merry con once años, pero vital y cariñoso como siempre, pero no quiero que siga sufriendo como los dos últimos meses, yendo al veterinario todas las semanas, casi todos los días, sometiéndose a cinco operaciones, cinco anestesias, curas dirarias y dolorosas.
Debo decidirlo de aquí al lunes. O tener un gato sufriendo yendo al veterinario para las múltiples operaciones y curas del injerto o amputarle la pata y verle toda la vida con una sola pata.
Ayudadme, por favor...
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viernes, 31 de agosto de 2012
miércoles, 15 de agosto de 2012
Mala
No esperes caricias de mí esta noche. No esperes dulces palabras. Esta noche quiero ser diabla, quiero ser mala, quiero destruir el mundo. Quiero matar a Dios.
No me pidas que te sirva, no me pidas que te halague, no me pidas que te siga, sígueme tú a mí, si te da la gana, si puedes; yo voy por mi camino, sola, entre llamas y diablillos con tridentes.
Tú quieres una dulce dama obediente y sumisa, pero de mí solo obtendrás arañazos y mordeduras.
Aléjate de mí, si no quieres acabar entre mis garras como un gorrión entre las zarpas de un gato.
El infierno es mi destino, el pecado mortal mi insignia, la destrucción mi anhelo.
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