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domingo, 28 de febrero de 2010

Luna de Lobos

 

Cuenta una leyenda que una vez la luna se enredó en un árbol y un lobo se puso a jugar con ella, arrancándola de su eterna soledad. Pero el animal se fue y la luna, indignada, le robó su sombra. Desde entonces le aúlla por las noches pidiéndole que se la devuelva.

Febrero es el mes en que comienzan a aullar los lobos, en busca de lobas para aparearse. Le gritan a la luna la soledad y la desesperación que no les cabe en el pecho. Así noche tras noche, hasta que la luna les recompensa con una hembra de suaves patas y hocico negro.





martes, 23 de febrero de 2010

Telarañas

 
 En mitad de la madrugada, surgen de un agujero, en una esquina de mi cuarto, y se van extendiendo poco a poco por la pared, a ojos vista, y yo las observo inmóvil en mi cama, y las telarañas siguen creciendo, llegan al suelo, trepan por la colcha, (ha pasado una eternidad en un segundo), y las telarañas avanzan hacia mí, y yo no me muevo, las estoy esperando bien arropada, parpadeando, y avanzan por las sábanas, y me tocan el cuello, y cierro los ojos justo un instante antes de que los cubran. Por fin duermo.





Casa en ruinas

 

Abro la puerta desvencijada y me sumerjo en tus entrañas. Polvo sobre polvo, cal desprendida, moho negro en tus rincones. Telarañas en el techo, carcoma en las puertas. Inspiro el olor de tu podredumbre, tan dulce. Encuentro bolsas con enmohecidos periódicos viejos. Los amontono en el centro. Hago una buena pila. Enciendo un pitillo contemplando mi obra. Sin pensar, arrimo la llama del mechero a la esquina de una página gris. El fuego nace. El humo va subiendo hasta las grietas de tus vigas. Considero la posibilidad de ver el espectáculo hasta el final. Un ataque de tos me saca de la casa que se incendia. El humo asciende al cielo gris por los miles de grietas. Las maderas al romperse gimen y lloran. Tus muros se ennegrecen. Los fantasmas huyen volando. Por fin has sido purificada. Y yo contigo.





jueves, 18 de febrero de 2010

Soñando

 

Y sigo soñando con el glorioso día en que cruces el océano, atravieses mi umbral, entres en mi cuarto y te adueñes de mi cuerpo una vez más.




lunes, 8 de febrero de 2010

Fogatas

 

Mi padre amontona las últimas matas secas de tomates y judías. Recoge los restos de la poda de los almendros y las parras y hace un buen montón. Con un mechero, quema unos papeles en la base y añade unas ramitas y hojas secas. Pronto brota una llama que va trepando por las ramas y las matas. El fuego se apodera de la pila de despojos y surge una fogata mágica ante mis ojos. Chisporrotea y emana un dulce aroma. Cojo un palo y urgo entre las chispas. Mi mirada está hipnotizada por las llamas. Veo formas e imagino historias entre el fuego y el humo. Mi padre me dice que tenga cuidado para no quemarme.

Hace cinco años que mi padre ya no hace fogatas. Y las echo tanto de menos...