Páginas

domingo, 30 de agosto de 2009

Perdidos


Llevo toda la tarde viendo capítulos atrasados de la serie de moda (¿quizá de culto?) del momento: Perdidos.

¿Y por qué llevo toda la tarde? En principio porque perdí algunos capítulos y quiero ponerme al día (para luego poder comentar con los compis del curro), y luego porque me gusta y sobre todo: porque quiero meterme en otro mundo y no pensar en mis problemas, porque es una serie llena de amor, odio, intriga, mentiras, emociones a flor de piel, asesinatos, nacimientos, muertes, traiciones, y muchas vivencias con las que me siento identificada.

Así que me temo que esta noche (lo que aguante despierta), seguiré viendo capítulos no vistos. Porque no quiero irme a dormir, porque no quiero pensar, porque no quiero volver a tener las pesadillas que me rondan cada noche...

Quizá porque me siento perdida...




sábado, 29 de agosto de 2009

Dónde el sueño cumplido...

(Autora: Idea Vilariño)

Dónde el sueño cumplido
y dónde el loco amor
que todos
o que algunos
siempre
tras la serena máscara
pedimos de rodillas.



martes, 25 de agosto de 2009

Azotada por tomar una cerveza


Acabo de leer una noticia sobre una mujer de Malasia que será azotada por tomar una cerveza.
Me gustaría destacar un párrafo:

"Kartika recibirá los seis latigazos en las nalgas con una fusta de ratán de menor grosor que la que se emplea para castigar a los hombres declarados culpables de abusos sexuales."

(Menos mal, eso me consuela).

No es la primera noticia de este tipo que nos llega, véanse varios ejemplos:

- Cárcel y 200 latigazos para una mujer saudí por ser víctima de una violación colectiva.

- Una mujer es condenada a 40 latigazos por vestir pantalón.

- Mujer lapidada por adúltera en Somalia.

Sin comentarios. Las noticias hablan por sí solas.

Por último, os dejo el enlace de un blog:

- La mujer en la doctrina islámica: un breve resumen.

También destaco un párrafo de aquí:

"El hombre y la mujer no son iguales. Su desigualdad procede de la disposición creadora de Alá y es esencial, ontológica: el hombre es superior a la mujer. De ahí deriva la diferencia de derechos y obligaciones para unos y otros."

Yo no digo nada más. Que cada uno opine por sí mismo. Y pensar que estamos en pleno siglo XXI...

PD: aunque no seamos musulmanas, esto nos afecta a todas las mujeres. Además, ¿cuántos no musulmanes no piensan lo mismo? (aunque lo nieguen)

domingo, 23 de agosto de 2009

Calles vacías

Sin tener que esperar a que el semáforo se ponga en verde para los peatones, cruzo la calle tranquilamente. No hay coches, ni atascos, ni bocinas. Hay muchos sitios para aparcar. Poca gente por las calles. En las tiendas (las pocas que están abiertas), no hay que esperar.

Me gusta Madrid en Agosto. Pero no me gustan los calores que hay que padecer...

(Insisto, aún a riesgo de parecer pesada, que llegue pronto el otoño...)


Campo de batalla

Fin de la batalla.

Terreno deshecho, arrugado, húmedo.

Señales de combate en los cuatro puntos cardinales.

Los contendientes tumbados, exhaustos, respirando agitadamente.

Ambos vencedores y vencidos.

¿Quién ganará la guerra final?



jueves, 20 de agosto de 2009

Otoño en agosto


Hoy he tenido una visión casi terrorífica atravesando la Castellana en bus. Toda la calzada estaba sembrada de hojas secas. Miro arriba y veo los plataneros con las copas amarillentas, como en pleno otoño, asfixiados por las altas temperaturas y la nula humedad.

Ciertamente este es un verano demasiado cálido y largo...


martes, 18 de agosto de 2009

Sudor

El ventilador girando a tope.

Todas las ventanas abiertas.

Un par de duchas frías.

Giro sobre las sábanas, desvelada.

Toda la ropa se empapa.

Y encima, pienso en tí.

Que acabe pronto el verano...



lunes, 17 de agosto de 2009

Nocturno


Cae la noche, y despierto. Estiro las alas y me desperezo. Giro la cabeza de un lado a otro, los ojos bien abiertos. Una nueva noche, entera y recién estrenada, me espera.

Diviso un movimiento entre las hojas del suelo. Un reptar silencioso. Me lanzo en picado. El ratón ni chilla. Lo desgarro entre mis garras.

Planeo por el bosque. Recorro mis dominios. Cazo un par más de indefensas presas. Empieza a clarear por el este. Me acomodo en un pino y me atuso las plumas de las alas.

Cierro los ojos. Y despierto entre sábanas de seda sobre mi cuerpo desnudo. Sonó el despertador de nuevo.


lunes, 10 de agosto de 2009

A dos velas

Lluvia torrencial, truenos y relámpagos desaforados. En una casa aislada en mitad del campo a trescientos metros de cualquier lugar habitado.

La luz se va. Gracias a la iluminación de la pantalla de mi portátil, mi madre puede acabar su yogur natural azucarado y tomarse sus pastillas. Gracias a la luz de mi móvil, puedo ir a la despensa en busca de un par de velas. Velas que nos iluminan el resto de la velada, hasta que, ¡oh, sorpresa!, vuelve la luz. Qué curioso que las nuevas tecnologías sirvan de ayuda en momentos en los que casi volvemos a la edad de piedra.

Todo esto me ha hecho regresar a la infancia. A las noches de verano tormentosas en que había que desenchufar la antena de la televisión para que no cayera un rayo (cosa que sucedió en un par de ocasiones), y debíamos encender varias velas para poder ver en la oscuridad, y cenar, e irnos a la cama.

Pero todo eso fue hace muchos años. Y ahora los apagones no son tan frecuentes. Y yo sólo estoy de paso en este pueblo (afortunadamente).




jueves, 6 de agosto de 2009

Luna de agosto


Entra por la ventana y se desliza por mi vientre, mi pecho y mis ojos cerrados.
Luego trepa por tu espalda, sudorosa aún.
Suspiras en sueños.
Te rozo con la llema de los dedos.
Eres real.
Sonrío bajo la luna de agosto.

domingo, 2 de agosto de 2009

Aguacero


Me quedo quieta bajo el aguacero. La lluvia calándome el vestido verde. El pelo cayéndome a chorretones por la cara. En medio del parque desierto.

Pienso en tí. En la última vez que sentí tus labios. Que sentí tu piel. La lluvia alivia el calor que me sube por las sienes. Con los ojos cerrados, te presiento. Encima, debajo, dentro de mí.

La lluvia cesa. Mojada, abro los ojos. Huele a campo. No estás. Siento mucho frío.



sábado, 1 de agosto de 2009

Demonio


Suena una sirena en la calle que despierta a mi demonio. Comienza por arañarme las entrañas, justo debajo del estómago. Luego va subiendo por el esófago y me aprieta la garganta. Casi no puedo respirar. Mi demonio sabe cómo controlarme. Deja de apretar. Jadeo. Cierro los ojos, y siento al demonio subiendo hasta mi cabeza, urgando en lo más hondo. Me araño los muslos intentando ahuyentarle. Grito. Mi demonio no me suelta. Cuando despierta, ya es imposible detenerlo. Baja de nuevo hasta mi vientre y me clava las garras. Sé que estoy sangrando por dentro. No hay remedio. No puedo vencerle. Mi demonio y yo somos uno.