Páginas

domingo, 29 de junio de 2008

No me gusta el fútbol. Pero esto me ha superado. Tanto hombre corriendo y sudando la camiseta. Tanto hombre gritando y despotricando contra el árbitro. Dándose golpes y empujones y roces tan, tan... tan sexis.
Me asombra cómo algo así puede unir a todo un país. Cómo se igualan ideologías, sexos, niveles culturales, ascendencias, todo. Ha sido una catarsis total.

Pero lo mejor de todo han sido las imágenes del vestuario, con los jugadores en paños menores, abrazándose y besándose y saltando y bebiendo y riendo y pasándoselo genial, con apenas una toalla en la cintura...
Viva la celebración y viva el momento...
Cuerpo a cuerpo. Sangre, sudor y lágrimas. Correr detrás de lo deseado. Un país paralizado. Todos siguiendo como hipnotizados a una esfera. La vida parece depender de un resultado. Ganar o perder. Casi como si fuera vivir o morir. Hay cosas más importantes, cierto. Mucho más importantes.
Pero seguir a once hombres sudorosos, corriendo en calzoncillos tras una pelota, es algo refrescante y reconfortante en estos momentos.
Sin imágenes. Sin fotos. No encuentro ninguna foto ni imagen que pueda ilustrar cómo me siento. No sé cómo me siento. Desubicada, perdida, desolada. Sabiendo lo que quiero, pero sin saber cómo encontrarlo. Sintiendo que algo hay que falla en mi vida. Que no encuentro el camino que quiero seguir. Que he perdido el mapa que me indica el camino. Que he perdido la brújula que me oriente. Que todo es demasiado complicado...
No me hagáis mucho caso, debe ser un efecto secundario de este horrible calor.

martes, 24 de junio de 2008

Dormir, tal vez soñar

Debería irme a dormir, acostarme entre mis sábanas y cerrar los ojos y no pensar y soñar con los angelitos. Pero no soy capaz. Estoy inspirada (será la noche de San Juan, será el diluvio que viene); y me resisto como una jabata a irme a dormir. Pero mis ojos que me pesan me están convenciendo de lo contrario. La premonición de un desagradable despertador que suena por la mañana temprano acaba de convencerme. Mañana volverá la cuadrilla de rumanos a terminarme la reforma total del baño. Y no es plan de que me encuentren profundamente dormida, cual Bella Durmiente madrileña. Así que tendré que renunciar a estas musas que esta noche decidieron visitarme, ponerme el camisón, e irme a dormir como si fuera una niña buena. Qué pena...

A la hoguera

Noche de San Juan, noche de brujas, de conjuros, de sortilegios a la luz de las hogueras. De hechizos para pedir deseos, buscando dinero, salud, amor, felicidad, reconocimiento.
En las hogueras se quemaban antiguamente a los infieles, a los herejes. En la noche de San Juan se quema lo viejo, lo que ya no sirve, lo inútil.
Muchas veces en mi infancia y adolescencia prendí solitarios fuegos nocturnos, en la huerta de mi padre, quemando ramas, hierba seca, y papeles con lo malo que no quería para mi vida. Y otros papeles con lo que deseaba con más intensidad. Todos se volvían ceniza. Nunca, o casi nunca, surtían efecto esas fogatas. Ni siquiera debido a la autosugestión.
Hace un año por estas fechas escribí algo sobre este tema que me intriga y me sugiere tanto. Alice in wonderland: Fuego.
Aquella noche escribí cinco deseos en un papel. Y cinco cosas que quería desterrar de mi vida. Mirando hacia atrás (y aunque no recuerdo bien lo que puse), creo que es posible que alguno de esos deseos se haya hecho realidad. Quizá no exactamente como me lo había imaginado (que es lo mejor), pero sí de alguna forma. El que lo deseado sea lo que me conviene ya es otro tema, porque ya se sabe: «Ten cuidado con lo que deseas, porque se podría hacer realidad».

Diluvia

Cortinas de agua veo caer desde mi ventana, acompañadas de truenos y relámpagos y olor a tierra (más bien asfalto) mojada. Me encanta. La calle se ha convertido en un río. Y me da por recordar una biblia ilustrada que había en mi casa cuando era niña. Tenía ilustraciones de un tal Doré, que me cautivaban y me hacían imaginar y sumergirme en aquellas historias tan trágicas.
Como la del Diluvio Universal. Si ahora mismo a alguien (dejémoslo en un ente desconocido y con mucho poder) se le ocurriera la genial idea de masacrar a la Humanidad mediante un diluvio generalizado, castigando a los pecadores e impíos y salvando a los limpios de corazón, yo me pregunto: ¿de qué lado me encontraría? No estoy muy segura de ello. Es más, si alguien decidiera que la Humanidad merecía ser extinguida, yo pensaría que estaba en lo cierto, y me entregaría gustosamente al holocausto. ¿Afán masoquista y autodestructivo? Es muy probable. O quizá es que sólo soy una humilde e impía pecadora.

sábado, 21 de junio de 2008

Uf, qué calor

Qué calor más horroroso. No lo aguanto. Y esto no ha hecho más que empezar. Dicen que va a ser uno de los veranos más calurosos. Aquí viene la predicción.

Madre mía del amor hermoso. Que vuelva el fresquito y la lluvia, por favor....
Que ya estoy deshidratada.

miércoles, 18 de junio de 2008

Luna llena

Esta noche hay luna llena de nuevo. Y siento ganas de aullar. De salir en medio de la noche, subirme a los tejados, mirar el disco blanco y reluciente y llorarle mis penas, esperando que sepa comprenderme. Aullar mis dolores a los cuatro vientos y esperar que otro aullido cómplice me responda. Desgañitarme hasta quedar ronca, porque lo que siento ya no me cabe en el pecho y necesito que salga. Que mi soledad sea menos solitaria, que mi necesidad sea menos intensa. ¿Hay alguien ahí que sepa aullar a la luna junto a mí?

Envidia

Qué mala es la envidia. Vestida de verde (mi color favorito), altiva, mirando todo lo que poseen los demás con ansias, con deseos de posesión. Una casa mayor o más nueva, un coche más caro, un trabajo mejor pagado y satisfactorio, tener más talento, un físico más atractivo, una pareja, una familia, sea lo que sea, ella lo desea con todas sus fuerzas. Retuerce sus manos, se le retuercen las tripas, gruñe rabiosa, pero no le sirve de nada. Lagrimones le caen por los ojos contemplando la dicha ajena. Sufre y patalea a solas, pensando en todo lo que tienen los demás y ella no posee. Es la eterna insatisfecha. La comprendo y me da mucha pena.

domingo, 15 de junio de 2008

Cruzando el desierto

¿Qué se puede hacer cuando lo pasado no nos sirve ya, y lo nuevo aún no ha llegado? Hay un vacío, un desierto seco, árido y caluroso que no queda más remedio que atravesar con la cantimplora medio vacía. Los recursos que se tenían hasta ahora ya no sirven. Están fuera de lugar. Los recursos nuevos aún no existen. Se está en tierra de nadie.
Levanto la vista y veo el sol sobre mi cabeza, quemándome. La bajo y veo un horizonte vacío por todas partes. Ni una sombra, ni un árbol. Esto va a ser duro, muy duro.

viernes, 13 de junio de 2008

No me entiendo. De verdad que lo intento, intento entenderme con todas mis fuerzas, pero no lo consigo. Llevo años así, toda mi vida. Me doy vueltas y vueltas y nada, no hay manera. Río, lloro, vuelvo a reír, me ilusiono, me desilusiono, me encuentro, me vuelvo a perder, siento frío, siento calor. Soy una incógnita para mí misma. Así que no digamos para los demás. Qué agotador es siquiera intentar empezar a entenderme. Puede ser una tarea desesperante y no se la recomiendo a nadie. Así que yo seguiré aquí, dentro de mí misma, intentando descifrarme y sin conseguirlo una y otra vez...

martes, 10 de junio de 2008

40 de Mayo

Hoy toca quitarse el sayo. Pero con la que está cayendo, lo veo bastante difícil. El otro día un amigo me dijo que esto es producto del famoso cambio climático. Nuestro clima mediterráneo se está trasnformando en uno subtropical, con sólo dos estaciones: la seca y la lluviosa. Buscando en la wikipedia, me encuentro con esto: Clima mediterráneo. Y descubro que realmente es una variedad del clima subtropical, o sea que mi amigo no estaba tan desencaminado. En cualquier caso, el verano parece encontrarse muy lejos aún, y mi naturaleza acuática se siente «como pez en el agua» (nunca mejor dicho) entre tanta lluvia. Por mí, que sigan alternando los chubascos con el sol y las nubes con los claros. Y que salga por fin el arco iris.

lunes, 2 de junio de 2008

End

Acaba el centrifugado y un "End" rojo parpadea en mi lavadora. No puedo dejar de mirarlo. Y siento como si fuera un mensaje para mí. Siento que simboliza realmente el final de algo, aún no sé de qué, y el comienzo de otra cosa. Siempre que acaba una situación, deja espacio libre para otra diferente. Mejor o peor, pero diferente. Y ahora mismo, cualquier cambio sería bueno para mí, para salir de esta pequeña crisis que sufro.